Generalmente, el término sonero se asocia con la imagen de cualquier vocalista famoso de son cubano o de salsa. Esto se debe, en gran parte, a las pretensiones comerciales de productores y promotores de artistas que emplean indiscriminadamente esta acepción por considerarla atractiva para el público. Así, por ejemplo, era común escuchar o leer cuñas en las que anunciaban la próxima visita de los “soneros” de la juventud Víctor Manuelle, Rey Ruiz o Jerry Rivera. La palabra sonero se ha venido utilizando erradamente para referirse a cualquier cantante (o incluso músico) sin tener en cuenta si en realidad reúnen los requisitos (o características) que un verdadero sonero debe poseer.
Tal vocablo surgió del rico léxico que nos han brindado las diversas manifestaciones de la música afrocaribeña. Si hacemos el ejercicio de buscarlo en un diccionario no lo vamos a encontrar, ni siquiera en el de la RAE, lo cual me motivó a escribir sobre este tema.
¿Entonces, qué es un sonero?, o mejor, ¿cómo podemos identificar a un auténtico sonero?
El investigador y musicólogo colombiano César Pagano, en su ensayo “Quién es un sonero”, lo definió así: “es una persona – hombre o mujer – que de entrada debe poseer las cualidades propias de un cantante: afinación intachable, sentido desarrollado del ritmo, dicción, fraseo, hacer varias voces (primo, segundo, tercero), y además, detentar el privilegio definitivo y esencial de que puede improvisar o inspirar de manera oportuna, fluida, creativa, renovadora y distinguida sobre un tema dado o una circunstancia real o imaginaria”.
Lo anterior nos permite establecer que para ser sonero no basta con ser buen cantante. Existen intérpretes extraordinarios que nunca desarrollaron el don de la “repentización” (como lo llaman algunos). De hecho, la mayoría coincide en que improvisar es algo innato que jamás se aprenderá. Simplemente se nace o no se nace con esta habilidad. Algunos intentaron hacerlo pero fracasaron en el intento, y lo peor, dejaron en evidencia su limitación para repentizar.
Al respecto, el mismo Pagano refiere: “aconsejan los especialistas más rigurosos, no confundirlo con el simple rimador, repentista o versificador que con escasa cultura o inteligencia, pero gran habilidad, solo alcanza a encontrar la coherencia entre las sílabas finales del verso con el cual se debe establecer la consonancia. La mayoría de estos artistas singulares, abordan la estrofa de cuatro versos como un recurso básico y corriente, pero los soneros más curtidos, audaces y capacitados, se pasean airosos y con derroche de belleza, picardía o sorpresa…”.
Queda claro. En muchos conciertos apreciamos artistas haciendo supuestas improvisaciones que al final resultan ser memorizadas para la ocasión. Otras veces logran repentizar, pero solo logran algunos versos pobres, incoherentes y de baja calidad.
Y fue Cuba la tierra que vio nacer a los primeros soneros, entre los que se destacan Miguel Matamoros, Paulina Álvarez (la emperadora del danzonete), Celina González, Benny Moré, Tito Gómez, Joseíto Fernández, Roberto Faz, Miguelito Cuní, y más recientemente, Eduardo “Tiburón” Morales, el hombre de la voz fuerte y agresiva de Son 14.
La Fania All Stars tuvo el honor de contar entre sus vocalistas con algunos de los considerados mejores soneros del mundo: Celia Cruz, Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Pete “Conde” Rodríguez, y el más grande de todos, Ismael Rivera, el Sonero Mayor, quien quedara inmortalizado con este apelativo por nadie más y nadie menos que el cubano Benny Moré, el Bárbaro del Ritmo. Las veladas de soneo entre estas legendarias figuras eran delirantes. Para nuestra fortuna quedaron los registros audiovisuales de esas maravillosas gestas en memorables conciertos hechos en diversos escenarios. Por mencionar algunos, tenemos el del Cheetah, Red Garter, el de África (Santitos Colón, genio y figura en Guantanamera), o el de la celebración de los 30 años de la banda en Puerto Rico.
Ismael Rivera merece capítulo aparte. Cuando hablamos de soneros, inevitablemente quien primero viene a nuestra memoria es él. El mote de “Sonero Mayor” no es gratuito, su nombre es sinónimo de sabor e improvisación y en Borinquen fácilmente puede ser considerado el más grande y querido de los soneros que ha parido la isla. Como lo había dicho, el don de repentizar es algo innato, y el mismo Rivera lo anotó en entrevista con el venezolano Cesar Miguel Rondón: “… yo no entré en el mundo de la salsa, yo nací en el mundo de la salsa… yo soy de la Calle Calma, y en la calle Calme el reloj, cuando yo me levantaba, era una cosa que hacía: pum qui pum, pum qui pum…y ese reloj como que se me metió en la sangre. Parece que yo traía algo y por eso puedo decirte que antes de tener uso de la razón ya yo estaba en la playa con los tambores…”. Pero no voy a ahondar en Maelo porque más adelante quiero dedicarle un escrito completo.
De los artistas de la actualidad son pocos los que se pueden llegar a considerar verdaderos soneros. A mi juicio lo hacen bien Óscar D’ León, Isaac Delgado y Cándido Fabré, posiblemente últimos representantes de una “raza” de cantantes únicos e inigualables.
A continuación les dejo un video para que disfruten de una extraordinaria “batalla” de soneros cubanos, en los que el ex vocalista de La Original de Manzanillo (considero hoy en día por muchos como el mejor sonero del mundo) se destaca. El video dura más de 19 minutos pero vale la pena verlo todo:
Cierro esta nota evocando los versos de El Conde en la canción “Quítate tú” con la Fania All Stars, y que en cierta forma, resume lo anotado:
“Cualquiera puede cantar
cuando se copia de otro,
El cantar original
lo ejecutan muy pocos.
Por eso estoy orgulloso,
cuando me pongo a versar.
No es que quiera criticar,
ni que sea pretencioso,
te lo digo camará,
este negro sí es sabroso”
Y para usted, ¿quién es el más grande sonero de todos los tiempos?, y ¿quién es el mejor en la actualidad?